Los aranceles de China ponen a prueba al porcino español

Escrito el 30/09/2025
comunicacion


España había logrado consolidarse como un socio estratégico de China en el suministro de porcino, pero la reciente decisión de Pekín de imponer aranceles amenaza con cambiar las reglas del juego. En plena escalada de tensiones comerciales entre la Unión Europea y el gigante asiático, el sector español se enfrenta a un panorama incierto marcado por investigaciones antidumping, freno a las exportaciones y la necesidad urgente de diversificar mercados. Este análisis repasa el origen del conflicto, sus efectos inmediatos y las estrategias de respuesta que se están poniendo sobre la mesa.

 


Un conflicto que trasciende al sector agroalimentario

La disputa actual no se entiende sin mirar a otro sector: la automoción. Cuando Bruselas decidió aplicar aranceles a los coches eléctricos chinos, Pekín reaccionó con una investigación antidumping a las importaciones europeas de porcino. El objetivo oficial: comprobar si estas operaciones dañaban a su industria local.

Para los expertos, la maniobra encaja en una lógica de “represalia cruzada”: Europa golpea en la industria tecnológica y China responde donde Europa es fuerte, en la agroalimentación. El impacto en España es especialmente relevante, ya que es el principal exportador de cerdo de la UE hacia el mercado chino. Solo en 2024, España representaba alrededor del 21 % de las compras chinas de porcino.


Aranceles que pesan en la balanza

En septiembre de 2025, Pekín confirmó la aplicación de aranceles provisionales a la carne de cerdo europea, que van del 15,6 % al 62,4 % según el país y la empresa. Para la mayoría de compañías españolas, la tasa se sitúa en torno al 20 %.

Una excepción destacada es Litera Meat, que logró un trato más favorable con un gravamen del 15,6 % gracias a su cooperación durante la investigación china. Los productos afectados incluyen cortes frescos, despojos, intestinos y vísceras, aunque los embutidos han quedado fuera de la medida.

La investigación antidumping se prolongará hasta diciembre de 2025. Mientras tanto, el sector calcula que el coste anual de estos aranceles podría superar los 220 millones de euros para España.



Imagen de: Eurocarnes

Impactos y estrategias de un sector en tensión

El golpe de los aranceles llega en un momento delicado para el porcino español. El sector preveía un crecimiento cercano al 14 % en las exportaciones a China durante 2025, pero la aplicación del 20 % de gravamen ha desbaratado esas expectativas. Los productos de menor margen, como vísceras, huesos carnosos o despojos, son los más castigados y corren el riesgo de dejar de ser competitivos en el mercado chino. El impacto ya se siente sobre el terreno: en Aragón, por ejemplo, más de mil contenedores con carne de cerdo en tránsito se han visto alcanzados por el nuevo arancel, lo que genera un sobrecoste inmediato y compromete la rentabilidad de los envíos.

Este nuevo escenario no afecta a todas las empresas por igual. Algunas, han obtenido condiciones algo más favorables gracias a su colaboración en la investigación antidumping, pero la mayoría deberá asumir el encarecimiento o buscar salidas alternativas. Aunque los embutidos han quedado fuera de la medida, ofreciendo un cierto respiro para los productos de mayor valor añadido, la presión global sobre la industria es evidente y exige respuestas rápidas.

Ante esta situación, el sector se mueve en varias direcciones. En el frente político, España ha pedido a la Unión Europea que intensifique la vía diplomática con Pekín. El propio presidente Pedro Sánchez ha insistido en que una guerra comercial solo generará pérdidas para ambos lados, apelando a soluciones negociadas. A la par, se han producido señales de apertura: China autorizó recientemente a 14 nuevas empresas españolas para exportar, elevando a 78 el total de compañías con acceso al mercado, e incluyó por primera vez el estómago de cerdo en su lista de productos admitidos, lo que demuestra que aún queda margen de cooperación.

La otra gran respuesta se centra en la diversificación y la innovación. La dependencia del mercado chino, que en los últimos años ha absorbido buena parte de la producción española, se revela ahora como una vulnerabilidad. Por eso, productores y asociaciones del sector plantean reforzar su presencia en otros destinos de Asia, Oriente Medio o América Latina, al tiempo que buscan fórmulas para colocar el excedente dentro de la propia UE. Paralelamente, ganar competitividad pasa por apostar por la calidad y la diferenciación: certificaciones, trazabilidad, cortes premium o productos adaptados a nichos gastronómicos específicos que resulten menos sustituibles y, por tanto, menos expuestos al vaivén arancelario.


Lo que está en juego

El desenlace de esta crisis dependerá de varios factores: el resultado de la investigación antidumping en diciembre de 2025, la evolución de la pugna tecnológica entre Bruselas y Pekín, el nivel de apoyo que puedan brindar los gobiernos a través de subsidios o compensaciones, y la capacidad del propio mercado chino de absorber importaciones en un momento en el que su producción doméstica atraviesa una fase de excedente. En cualquier caso, la adaptación del sector será clave. Las empresas que consigan diversificar clientes, innovar en sus productos y mantener una estrategia internacional sólida serán las que logren salir fortalecidas de esta encrucijada.

 

Firmado por: Danil Sayah Estrada