La batalla global por el litio y el cobalto: ¿Quién dominará la movilidad del futuro?

Escrito el 05/06/2025
comunicacion


En pleno auge del coche eléctrico, una nueva competición se libra lejos de las fábricas y los concesionarios. Es una carrera por los minerales que alimentan el corazón de esta revolución: litio, cobalto, níquel y grafito. Estos elementos, indispensables para la fabricación de baterías, han adquirido un valor estratégico comparable al del petróleo en el siglo XX.


Un nuevo tablero geopolítico: minerales críticos y soberanía energética

El coche eléctrico no solo transforma la movilidad, sino también las relaciones internacionales. China, la Unión Europea y Estados Unidos están ajustando sus políticas exteriores y comerciales para garantizar el acceso a estos materiales. Las tensiones comerciales, los cambios en las cadenas de suministro y las estrategias industriales apuntan a un rediseño del mapa económico global.

China, líder indiscutible en la cadena de suministro de baterías, controla gran parte del procesamiento de litio y el refino de cobalto. Además, sus empresas han consolidado posiciones clave en países ricos en recursos como la República Democrática del Congo, Bolivia, Chile y Argentina.

Frente a esta dependencia, la Unión Europea ha lanzado recientemente 13 proyectos estratégicos de suministro de materias primas críticas fuera de sus fronteras. Estos proyectos, ubicados en países como Malawi, Groenlandia, Serbia, Ucrania y Sudáfrica, tienen como objetivo diversificar las fuentes de litio, cobalto y otros minerales esenciales. La inversión total estimada supera los 5.500 millones de euros.

¿Por qué son tan importantes estos minerales?

El litio es fundamental para las baterías de ion-litio, utilizadas en la mayoría de vehículos eléctricos. El cobalto mejora la densidad energética y la estabilidad térmica, mientras que el níquel incrementa la capacidad de almacenamiento. El grafito, por su parte, se usa en los ánodos de las baterías.

La combinación de estos elementos permite fabricar baterías más ligeras, duraderas y de mayor autonomía, lo que resulta esencial para acelerar la adopción masiva del coche eléctrico. Sin ellos, la transición energética se vería comprometida.



Desafíos éticos y ambientales
La creciente demanda ha generado preocupaciones ambientales y sociales. Algunos proyectos, como el de litio en Serbia, han sido suspendidos o pospuestos por la oposición de comunidades locales, preocupadas por el impacto en el agua, la biodiversidad y la salud pública.

Por otro lado, en países como la República Democrática del Congo, donde se extrae más del 70% del cobalto mundial, han surgido denuncias por explotación laboral y condiciones de trabajo inseguras, especialmente en minas artesanales.

Estos desafíos han impulsado a organismos internacionales, ONGs y gobiernos a promover estándares de minería responsable, trazabilidad y economía circular.

La expansión silenciosa de las empresas chinas
Las compañías chinas, como CATL, BYD, Tianqi Lithium o Ganfeng, han desarrollado una estrategia de expansión internacional basada en la adquisición de minas, inversiones en infraestructuras y acuerdos de cooperación con gobiernos de África y América Latina.

En Bolivia, por ejemplo, consorcios chinos han firmado acuerdos millonarios para desarrollar la extracción e industrialización del litio. En África, sus inversiones abarcan desde explotación minera hasta plantas de procesamiento, en muchos casos acompañadas de infraestructuras de transporte financiadas por la Iniciativa de la Franja y la Ruta.

Esta presencia no solo asegura el suministro para la industria china, sino que también refuerza su papel como proveedor global de baterías y vehículos eléctricos.



Conclusión
La transición hacia una movilidad eléctrica y sostenible no depende únicamente del desarrollo tecnológico o la voluntad política, sino también del acceso y control de los recursos naturales que la hacen posible. En este escenario, el coche eléctrico se convierte en el catalizador de una nueva competencia global por los minerales estratégicos del siglo XXI.

¿Quién dominará esta nueva era? La respuesta, aún abierta, dependerá de equilibrios diplomáticos, inversiones sostenibles y cooperación internacional.


Firmado por: Danil Sayah Estrada